Hola! Que no... que no he desaparecido ni me han secuestrado ni nada de eso... Es que últimamente no estoy muy de humor para escribir nada y tampoco tengo mucho tiempo. De hecho, el poco tiempo que tengo preferiría usarlo para hacer el vago al fresquito de mi ventilador en vez de usarlo en ir de médicos o buscar trabajo, pero no me queda otra...
Hoy vengo a dejaros una crítica a una película que vi, al fin, hace unos meses. Y hace unos meses también escribí la crítica, pero decidí dejar pasar el tiempo un poco para revisarla más "en frío", ya que hablar de esta película es algo complicado... Os dejo el argumento que habla por sí sólo:
Neil y Brian son dos niños de 8 años que, un día, tras un partido de béisbol sufren una experiencia traumática que cada uno verá y vivirá de una forma, marcándoles por el resto de su vida. Mientras que Neil acoge lo que le sucede como algo positivo, Brian se asusta tanto que reprime el recuerdo y sólo sabe que, de repente, estaba en un armario de su casa sangrando por la nariz. Años más tarde y de pura casualidad, los caminos de ambos chicos se cruzan creándose un extraño vínculo entre ambos marcado por el desconocimiento, por parte de Brian, de lo que pasó aquél día.
Creo que la mejor forma de definir esta película es: una repugnante joya, obra maestra vomitiva. Os preguntaréis porqué usar palabras tan contrarias. Muy sencillo, la película es preciosa, la trama central trata un tema muy espinoso de una forma tan delicada que es imposible apartar los ojos de la pantalla. Si no me creéis, os bastará con ver la primera media hora de la película para daros cuenta de ello.
Por otro lado, es una película llena de contrastes. Como ya os he dicho antes, uno de los chicos recibe lo que le sucede como algo bueno, como el empujón que le hacía falta para aceptarse tal y como siempre ha creído ser, como una lluvia de chuches. Y, sin embargo, el otro chico lo recibe como algo negativo, algo que le hace esconderse del mundo, como una bofetada en la cara... Y este contraste está perfectamente reflejado gracias al buen hacer de los actores protagonistas: Joseph Gordon-Levitt (Neil) y Brady Corbet (Brian), que le dan la profundidad necesaria a sus personajes, que saben reflejar a la perfección los sentimientos que atacan a sus personajes.
Evidentemente, la película no sería lo que es si el director, Gregg Araki, no hubiese sabido llevar bien a la pantalla la novela de Scott Heim, que me imagino que debe de ser una obra difícil de leer...
Sinceramente, yo os recomiendo ver esta película si pensáis que estáis preparados (que sé que no todo el mundo tiene estómago para estas cosas...). Y, por supuesto, a que me dejéis vuestras opiniones por mi rinconcito ;)